Técnicas de impresión-Historia del grabado (2ª parte)
La historia del grabado como se apreció en la primera parte goza de una larga historia y diversas técnicas lo acompañan, en esta edición hablaremos de algunas como la Xilografía, el Aguafuerte y más…
La técnica de la Xilografía, misma que se caracteriza por el relieve que se deja en la placa a emplear, generalmente de madera, ésta tiene su esplendor en Europa en los siglos XI y XIII, durante el periodo de las Cruzadas, para esa época ya se conocían otro tipo de técnicas de grabado que lidereaban los orfebres sobre metal, no obstante, éstas no se imprimían.
La xilografía consiste en tallar la madera con ayuda de una gubia (gubias en “U”, “V”, formones, etc.) o buril hasta formar la imagen deseada, las partes en relieve corresponderán a la imagen que se entintará y bajo la presión del rodillo o tórculo se estampará sobre un lienzo.
Por su parte el grabado al linóleo o linograbado, surge en el siglo XIX en Inglaterra, en esta técnica la superficie a desgastar será el linóleo, el cual se forma con polvo de corcho y aceite de lino sobre una tela de lona o yute, la maleabilidad de los materiales del linóleo permite al grabadista obtener un diseño más limpio y blando para el uso del color y detalles, además de tener un costo accesible. Entre los artistas que emplearon este material se destacan Picasso y Matisse.
Imagen de: BlackStone
Las técnicas de Aguafuerte y Aguatinta, como ya se mencionó en líneas anteriores, consiste en un grabar sobre superficies de metal. La primera de ellas, con base en el artista José Holguera, consiste en cuatro fases. La primera es cubrir la plancha con barniz y sobre ella el artista define la imagen con una punta, la segunda fase consiste en introducir la plancha en aguafuerte (ácido nítrico rebajado con agua) que tiene la propiedad de morder la zona de la plancha no protegida, el tercer paso será limpiar el metal e introducir la tinta en los huecos, para finalizar con su impresión sobre el papel.

El aguatinta, utiliza polvo de resina, más calor, posteriormente el ácido actúa sobre los poros del metal y a la hora de estampar se buscará que persista el graneado de la placa con el objeto de tener trazos suaves.

